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Relatos encadenados: salto al vacío.

Eslabón anterior.

-¡MAMÁ!
Mi garganta fue más rápido que mi cerebro. Antes de poder reaccionar volví a gritar.
-¡Mamá! –ahora sí que era consciente de la gravedad de la situación. Mi madre estaba erguida sobre la cornisa del edificio con los brazos en cruz, como el Cristo de Corcovado. Ante sus pies se abría un abismo de doce plantas-. ¡Sal de ahí! No hagas el tonto!
Giró la cabeza lentamente hacia mi posición. Me quedé en el sitio temiendo que mi avance pudiera hacerla saltar.
-No me lo vas a quitar de la cabeza –dijo con voz serena-. Voy a probarlo. Se que piensas que estoy loca, pero puedo volar. Y te lo voy a demostrar.
Miró de nuevo al frente avanzando el pie derecho, que quedó suspendido en el aire. “¿Cómo puede estar pasándome esto?”, pensé desesperado. “Si corro a cogerla saltará. Y si me quedo aquí lo hará igualmente. ¿Qué hago?”. Busqué en mi cabeza algún argumento que le hiciera desistir de la idea.
-No creo que estés loca –hice una pausa para comprobar si mis palabras daban resultado. Mi madre retrocedió el pie-. Se que has estado muy sola desde que viniste al asilo. Hace mucho tiempo que no te visito.
-¿¡Desde que vine!? –me miró con furia-. ¡Me arrastrasteis contra mi voluntad! Y sí. He estado sola. Pero no ha sido lo peor. La soledad hubiera sido mejor compañera que vuestro olvido –hizo una breve pausa en la que aproveché para acercarme casi un metro-. Os he criado con mi esfuerzo. Os lo di todo. Mi juventud, mi alegría, mi amor… ¿Y así es como me lo pagáis? –Su voz se quebró en llanto-.
-Nos hemos portado muy mal, lo se. No tengo ni idea de lo que hicieron mis hermanos. Por lo que solo puedo responder por mí –la imagen de la última vez que vi a mi madre me vino a la cabeza. “La trajimos contra su voluntad para no tener que cuidarla nosotros. Recuerdo como lloraba cuando me marchaba estirando los brazos para venir conmigo. Los enfermeros se lo impedían y mis hermanos”-… Baja de ahí y volveremos a casa. Te prometo que te sacaré de aquí.
-No creo tus promesas –volvió a mirar al frente. Había dejado de llorar-. Ahora solo creo en mí misma. Y se que puedo hacerlo. Escapar de esta cárcel…
Las últimas palabras se perdieron en la caída. Se había lanzado al vacío, como un saltador olímpico. Pero sin piscina. Corrí hacia la cornisa con la esperanza de poder agarrarla, pero fue imposible. Desapareció de mi vista. “¿Por qué lo has hecho?”, pensé acurrucándome contra la pared. Las lágrimas brotaron sin medida. “¿Por qué? Debería seguir tus pasos y lanzarme detrás de ti. No merezco vivir. Recuerdo como me acunabas por la noche cuando tenía miedo de los monstruos de debajo de mi cama. ¿Así te he pagado todos los cuidados que me brindaste? Siempre que tenía algún problema estabas tú para solucionarlo. Siempre que me ha faltado dinero me lo has dado, sin preguntar ni esperar que te lo devolviera. Siempre dedicabas el tiempo libre a ayudar a tus hijos. Y nosotros fuimos tan egoístas que no quisimos devolverte lo que merecías, apartándote de nuestro lado. Y ahora ya no estás”… Deseé tener el valor de quitarme la vida. “Pero siempre he sido un cobarde”. Me levanté, pensando si sería capaz de mirar a la calle. Me apoyé en la cornisa e incliné la cabeza. Una ráfaga de aire helado me azotó la cara, haciendo que cerrara los ojos. Cuando los abrí volví a cerrarlos, incapaz de creerme la imagen que me ofrecían.
-¿Ves? Ya te dije que podía volar.

Siguiente eslabón.


Comentarios

2 comentarios

rakel

ola!
asi que podia? ya estaba en medio de la tragedia…menos mal!
muy interesante…y que mas??
(lo siento, soy asi, impaciente)
por cierto, que yo creo que la pareja esta en apuros, no me gusta el rollo familiar, y odio a la madre. asi que he votado que no se casen, porque no me gustan esas cosas, y menos si no se hacen como un placer, con lo duro que es llevar una pareja, como para complicarse en un problema mas. no te parece? tu sabes mas de esto, 11 años dan para mucho. jeje
bjs
(hoy estoy charlatana, lo siento por el rollo)

Iván

Je. Pues no acaba en tragedia. Me atrajo la idea de narrar un hecho extraordinario como fondo de la soledad extrema. Todavía no he pensado continuación, así que te toca esperar un poquillo… 😀
Mmm.. respecto a la pareja. No creo que estén en crisis. AL fin y al cabo todos tenemos problemillas y desacuerdos. Realmente no creo que no se quieran casar. Marta sí, forma parte de su carácter (la he parido yo 😛 ). Y Sergio también, pero a su manera. Como norma general los hombres odiamos las bodas. Supongo que forma parte de la educación tradicional que arrastramos. Aparte que, aunque realmente no haya podido ser infiel, él no quiere perder la oportunidad de serlo. Por no hablar de lo que vale una ceremonia de ese tipo. Y ése es su verdadero punto débil. Por cierto. Parece que mi voto va en minoría…
Y tu comentarios no es un rollo. Me encanta leerte.
Un saludo!


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