Fantasías sexuales.
Pedro la miró admirando en secreto su sonrisa. Carla era una amiga de toda la vida con la que no tenía ningún tipo de complejo a la hora de elegir los temas de conversación. Ambos se conocían de sobra como para sonrojarse hablando de sexo. Y durante más de una hora eso habían hecho. Desde sus últimas conquistas a las más duraderas. Incluso la frecuencia con la que hacían el amor. Y fue en este punto cuando Pedro decidió preguntar algo que siempre había querido saber de su amiga.
-¿Cuáles son tus fantasías sexuales?
-¿Mis fantasías sexuales? –repitió Carla dubitativa abstrayéndose durante unos instantes-. Tengo varias. ¿Y las tuyas?
-Yo he preguntado primero.
Pedro estaba enamorado de su amiga desde que ambos, con apenas siete años, iban de la mano a todos lados como si fueran una sola persona. Cuantas veces había soñado con besarla mientras engañaban a sus padres haciendo ver que dormían en la pequeña buhardilla de su casa. Como le habían mortificado los celos cuando, a modo de confidente, Carla le contaba sus primeras aventuras amorosas. Pero eso había llegado a su fin. Iba a declararse. Aunque aún no sabía cuando. “¿Será éste un buen momento?”, pensó mientras le atacaban con fiereza los nervios.
-Siempre me ha atraído la idea de hacerlo tras un largo masaje en chocolate –explicó Carla mientras se relamía ostentosamente-. Nuestros cuerpos embadurnados y dulces… Algo de nata montada…
-Un poco pegajoso, ¿no te parece?
-Tienes que dejar volar tu imaginación. Quizá lo sea pero en mis sueños no –Carla hizo una pausa mientras seguía recapitulando fantasías-. También me atrae todo lo relacionado con el exhibicionismo. Ya sabes que me gusta llamar la atención.
-No me lo recuerdes –a Pedro le vinieron a la memoria varios momentos donde su amiga le dejaba en evidencia gracias a su ilimitada extroversión. “¿Cómo sería una experiencia sexual así?”-. No te imagino haciéndolo en un lugar público.
-Pues… Aunque no te lo haya dicho ya he tenido alguna oportunidad –Carla sonrió pícaramente al ver la cara de sorpresa de su amigo-. Hay cosas que no sabes todavía de mí –hizo una nueva pausa recuperando la última de sus fantasías-. Y lo que me volvería loca, y nadie se ha atrevido todavía, es hacerlo en un ascensor.
-¿En un ascensor? Pues tampoco es tan extraño. Basta subirse de madrugada y jugar con los botones.
-Pero no cuando no haya nadie. Tiene que ser con gente. Cuanto más abarrotado mejor.
-No acabo de entenderlo –Pedro sintió que se aproximaba el momento de la confesión. Trató de tragar saliva pero ya no tenía-. Si hay mucha gente no podrás hacer nada. A no ser que te dé igual que os vean haciéndolo.
-Se trata de llevar abrigos largos que oculten lo que hacemos. Debajo una minifalda sin ropa interior… El chico no tiene tanto trabajo. Solo disimular los empujones.
-¿Y ninguna de tus conquistas ha querido hacerlo?
-Pues no. Y eso que tampoco es una cosa tan extraña –Carla continuó adoptando un tono de resignación-. Al final me moriré quedándome con las ganas.
-Si quieres –Pedro vaciló-… Si quieres puedes hacerlo conmigo.
-¿Contigo? –se sorprendió Carla. El ofrecimiento le descolocó-. Pero… Somos amigos.
-También es mi fantasía sexual –mintió Pedro-. Aunque no te lo creas siempre he deseado hacerlo en un lugar púbico. Y lo del ascensor es muy buena idea.
El silencio se apoderó de ambos incomodándoles. Jamás se habían sentido de esa manera estando juntos por lo que tampoco sabían como salir de la situación. Apartaron la mirada mientras la clavaban en el suelo sonrojándose. Pedro aguardó expectante la contestación aunque tuvo que esperar unos minutos.
-No me gustas. No podría hacerlo contigo.
El golpe fue demasiado duro como para poder encajarlo a largo plazo aunque trató de sobreponerse fingiendo una aparente normalidad. Los ojos de Pedro eran una presa aguantando estoica el embate de las olas de lágrimas. Pero ninguna consiguió salir al exterior.
-Mejor así. Tú a mí tampoco me gustas.
-¿Cuáles son tus fantasías sexuales?
-¿Mis fantasías sexuales? –repitió Carla dubitativa abstrayéndose durante unos instantes-. Tengo varias. ¿Y las tuyas?
-Yo he preguntado primero.
Pedro estaba enamorado de su amiga desde que ambos, con apenas siete años, iban de la mano a todos lados como si fueran una sola persona. Cuantas veces había soñado con besarla mientras engañaban a sus padres haciendo ver que dormían en la pequeña buhardilla de su casa. Como le habían mortificado los celos cuando, a modo de confidente, Carla le contaba sus primeras aventuras amorosas. Pero eso había llegado a su fin. Iba a declararse. Aunque aún no sabía cuando. “¿Será éste un buen momento?”, pensó mientras le atacaban con fiereza los nervios.
-Siempre me ha atraído la idea de hacerlo tras un largo masaje en chocolate –explicó Carla mientras se relamía ostentosamente-. Nuestros cuerpos embadurnados y dulces… Algo de nata montada…
-Un poco pegajoso, ¿no te parece?
-Tienes que dejar volar tu imaginación. Quizá lo sea pero en mis sueños no –Carla hizo una pausa mientras seguía recapitulando fantasías-. También me atrae todo lo relacionado con el exhibicionismo. Ya sabes que me gusta llamar la atención.
-No me lo recuerdes –a Pedro le vinieron a la memoria varios momentos donde su amiga le dejaba en evidencia gracias a su ilimitada extroversión. “¿Cómo sería una experiencia sexual así?”-. No te imagino haciéndolo en un lugar público.
-Pues… Aunque no te lo haya dicho ya he tenido alguna oportunidad –Carla sonrió pícaramente al ver la cara de sorpresa de su amigo-. Hay cosas que no sabes todavía de mí –hizo una nueva pausa recuperando la última de sus fantasías-. Y lo que me volvería loca, y nadie se ha atrevido todavía, es hacerlo en un ascensor.
-¿En un ascensor? Pues tampoco es tan extraño. Basta subirse de madrugada y jugar con los botones.
-Pero no cuando no haya nadie. Tiene que ser con gente. Cuanto más abarrotado mejor.
-No acabo de entenderlo –Pedro sintió que se aproximaba el momento de la confesión. Trató de tragar saliva pero ya no tenía-. Si hay mucha gente no podrás hacer nada. A no ser que te dé igual que os vean haciéndolo.
-Se trata de llevar abrigos largos que oculten lo que hacemos. Debajo una minifalda sin ropa interior… El chico no tiene tanto trabajo. Solo disimular los empujones.
-¿Y ninguna de tus conquistas ha querido hacerlo?
-Pues no. Y eso que tampoco es una cosa tan extraña –Carla continuó adoptando un tono de resignación-. Al final me moriré quedándome con las ganas.
-Si quieres –Pedro vaciló-… Si quieres puedes hacerlo conmigo.
-¿Contigo? –se sorprendió Carla. El ofrecimiento le descolocó-. Pero… Somos amigos.
-También es mi fantasía sexual –mintió Pedro-. Aunque no te lo creas siempre he deseado hacerlo en un lugar púbico. Y lo del ascensor es muy buena idea.
El silencio se apoderó de ambos incomodándoles. Jamás se habían sentido de esa manera estando juntos por lo que tampoco sabían como salir de la situación. Apartaron la mirada mientras la clavaban en el suelo sonrojándose. Pedro aguardó expectante la contestación aunque tuvo que esperar unos minutos.
-No me gustas. No podría hacerlo contigo.
El golpe fue demasiado duro como para poder encajarlo a largo plazo aunque trató de sobreponerse fingiendo una aparente normalidad. Los ojos de Pedro eran una presa aguantando estoica el embate de las olas de lágrimas. Pero ninguna consiguió salir al exterior.
-Mejor así. Tú a mí tampoco me gustas.
13 comentarios
Comentarios
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me gusto, sí me gusto, lástima…pobre chico.besos
El post del 13 de enero, muy bueno Iván. Tengo mucho que aprender de los bloggeros veteranos. Ya van más de 900 entradas! Qué droga sana… ojalá todas fueran así.
Te dejo una frase que me encanta. Me surgió por inspiración un día que esperaba en la calle.
«RUIDO, MAGNATE DEL AIRE QUE TURBA LOS SENTIDO. SILBIDO DE COBRE QUE HACE VIBRAR LOS HILOS DE UN SUSPIRO».
Un gran saludo
Cuantas veces habremos callado todos lo que realmente pensamos por miedo al rechazo….. Una pena, sin duda, si se hubiera sincerado a lo mejor habría obtenido una respuesta diferente de ella.
Un besazo enorme
Sabemos lo que piensa Pedro… no lo que piensa Carla.
Me ha gustado. Un beso.
Pobre Pedro …
Qué desgraciados esos amores no correspondidos.
1. a la encuesta: ¡si es que ni sé quienes son esos!! ¿cómo voy a especular sobre su boda???
2. a la entrada: ¡ya lo veía venir! Le decía a mi amiga joaninha que es difícil confiar en la amistad «blanca» hombre/mujer: léase el ejemplo. Lo de menos es el rechazo. Lo que pinta algo aquí es el inevitable asomo de las hormonas, que acaba imponiéndose. Por mucho que uno de ellos, o ambos, se las merienden con patatas, orgullo y lágrimas para no perder el punto de amistad que el otro le tiene (¿con la vana esperanza de que «algún día» cambien las cosas???). Uff.
Gracias Isobel. Las decepciones forman parte de la vida.
Gracias por los elogios, Verónica. Quizá yo no sea el más adecuado para enseñarte sobre esto… Y sí que es una droga. Y a veces quita el sueño por lo que eso de que es buena… Gran frase.
Tienes razón, Doña. Puede que la respuesta hubiera sido diferente. Aunque si alguien no te gusta sigue siendo así después de una declaración. Y la compasión no es una buena solución.
Mmm… Ilión formaba parte de la historia. La verdad no tengo ni idea de lo que piensa. Aunque, en principio, no hay mucha atracción.
Lo de la boda forma parte de empareja2, Ispilatze. Una de las historias del blog. Échale un vistazo si te interesa. Sí que creo que puede haber una amistad «blanca» entre ambos sexos. Lo que pasa es que puede subyacer el deseo a la mínima. Tampoco creo que sea para perder una amistad. el sexo forma parte de las relaciones sociales.
Un beso!
¡Venga va! Seguro que los dos estaban desando. Malditos complejos…
Una historia muy buena, muy bien llevada, ese momento que muchos (¿Todos?) hemos deseado con una amistad. EL final hace que se me escape una carcajada cruel.
Un saludo,
Pedro.
Pues seguramente los dos lo deseaban. Complejos los tenemos todos al fin y al cabo. Incluso en el plano sexual (o más de este tipo que de ningún otro). Aunque siempre hay momentos para confesarse. Y otros que no lo son.
Gracias por los cumplidos. Y lo de la carcajada… En el fondo era lo que pretendía. Aunque al final acabó saliendo menos cómico de lo que en un principio imaginé.
Un saludo!
Has relatado muy bien Ivan!. Puedo imaginarme la cara de Pedro cuando dice: «Tu, a mi, tampoco me gustas».
Sabemos lo que piensa Pedro y también lo de Carla, ellas son las prácticas mientras nosotros somos los temerosos, de haberlo querido hubiera aceptado. Yo pondría esta escena en una pelicula con dos adolescentes sin experiencias sexuales, solo fantasías y por Dios!, moriría de placer al final. saludos.
Ah, te he agregado a mis links pues asi estoy más dependiente, jeje!
Pues me ha gustado sobre todo la perversidad de Carla.A mi entender sabía perfectamente como iba a transcurrir la conversación y realmente es ella la que la iba dirigiendo.Jugaba con Pedro y este aunque sabía lo ella estaba haciendo le interesaba conocer lo que ya intuia desde el principio pero necesitaba confirmarlo oyendolo en los labios de su amiga…..uf ya lo he dicho,hala.
He acertado en algo Ivan?.Tenía que intentarlo,ja,ja
Saludos amigo.
Gracias rolocine! También tienes mi enlace. Y respecto al texto… Creo que se adivina el pensamiento de Carla. No sé si será o no más práctica pero sí más sensata. ¿Una relación de amistad o algo más? Es el eterno dilema.
Jo, Escriba. Menudo análisis. Sinceramente no pensé exactamente en el carácter de Carla. La dejé suelta y actuó así. En el fondo creo que se encuentra de sopetón con una situación que no imaginaba. Hablaba con su amigo sin darse cuenta de que sus palabras podían causar más efecto que el simple entendimiento y/o aceptación. Si tuviera que redefinirla seguiría la conversación como si nada hubiese pasado. Y sabiendo que ambos tendrían que reconstruir su relación de amistad. ¿Como amantes? Creo que ella podría apostar por intentarlo. Las relaciones de amistad muy cercanas casi son amorosas.
Un saludo!
toda la vida había querido realizar una fantasia,durante mis 25 años de casada,tengo 41 años,me casé muy jovén,a los 16 años,con un hombre de 20,que en su momento lo amé muchisimo,pero la rutina sexual y el peso del tiempo con el mismo hombre,el amor intimo se fué transformando en aburrimiento y tedio,mi amor se fué convirtiendo en cariño y apego,pero la inpiración sexual se apagó como una llama en medio del viento.Tengo dos hijos de 24 y 23 años,ambos varones y por ellos me reprimí durante muchos años,por respeto y principios morales.En los ultimos cinco años se despertó en mí la locura desenfrenada de hacer intimidad con otros hombres,lo que en un principio era una fantasia irrealizable,me armé de valor,y en secreto saqué todo lo reprimido,hasta convertirme en una apasionada mujer,coqueta descarada,y fácil,al punto,que solo lo quería hacer en grupo,y con varios a la vez,y cada vez mi adicción era más severa,y mi fantasia se extendió hacerlo con negros,por lo bien dotados y buenos amantes,tengo doble vida,en hogar soy una madre y esposa ejemplar,sumisa educada y elegante,y en el closet,me convertí en mi anhelada fantasia,de ser una zorra apetecida por todos los hombres.Soy de profesión estilista,por lo tanto ´se maquillarme y arreglarme muy elegante,hago mucho ejercicio,y me mantengo en buena forma,dicenque soy muy hermosa y bonita,me operé los senos por unos bien grandes,me hicé la lipo,y me hice cuanto tratamiento existe para convertir mi cuerpo,muy sugestivo y fué premeditada mi decisión,como soy alta ,y me teñí mi pelo de rubio,y con otros accesorios que me hacen ver como una mujer,muy diferente de hace añosMeconvertí y sufro por ello en ninfómana,sufro por ello a ratos,pero al observarme en el espejo por varios minutos mi renovado cuerpo,me siento exitada y disfruto exitando hombres,y los llevo a la cama ,por que al obsrvar como disfrutan mi cuerpo,yo me siento como en un jardín,donde la mejor rosa soy yo.Para finalizar,me considero una ramera de closet,voy al clubes de intercambios,me dejo conquistar por jovencitos de 20 años,asisto a orgias,me le entrego fácil a cualquier hombre,mi trastorno sexual es severo,no sé cuanto aguante,porque como el adicto,prometo no volver a hacerlo,duro pocos dias,hasta volver a recaer.Lo peor es que en un descuido imperdonable quedé embarazada,creo que fué en una orgia que incluia,hombres negros,y si voy a tener un hijo puede que sea negro,no sé cual es el padre,pues en la bacanal sexual habian veinte personas entre hombres y mujeres,y cualquiera puede ser el padre,no sé que hacer,quiero tener mi hijo,pero se me avecina un lio tremendo,tengo tres meses de embarazo,se me empieza a notar,y no puedo decir que es de mi esposo,pues no tengo sexo con él,pues esta en una mision de trabajo por argentina.y llegará muy pronto,mi historia perece de telenovela,pero es real.Me deshago con contarlo,y doy un mensaje a mucha mujer,a que realice sus fantasias,pero de una forma cuerda y prudente,y no llegue a los limites que una mujer sinverguenza como yo,arrepentida,pero que es tarde paa lamentarse,y que tendré que soportar las consecuencias,que mis malas acciones me produjeron.
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