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El incendio.

-¿Lo tiene?
-Por supuesto.
Las llamas se vislumbraban en el horizonte, elevándose por encima de las naves industriales. El empresario, abriendo el maletero de su Mercedes Benz, extrajo un maletín de piel, depositándolo sobre el capó del otro coche. El sicario observaba sus movimientos con atención.
-¿Es la suma que acordamos?
-Diez mil euros en billetes de cincuenta. Ése era el precio, ¿no?
-Por supuesto -el sicario colocó el maletín en el asiento trasero de su Renault depositándolo en el lugar que ocupaba una carpeta repleta de papeles. Se la tendió al empresario-. Aquí tiene lo suyo.
-¿No se habrá quedado algo en la nave?
-No.
-¿Seguro? Acuérdese de la última vez. ¿Tiene idea de lo que cuesta comprar el silencio de los bomberos?
-Me hago cargo. Supongo que usted entenderá que no soy muy diestro en asuntos contables por lo que no distingo un balance fiscal legal de uno en negro. Si hubiera estudiado quizá no tendría el trabajo que tengo.
-Espero que no haya dejado ningún rastro.
-Me he encargado de rociarlo todo con gasolina. Cuando termine el incendio su fábrica solo servirá para venderla como solar abandonado. Lo único que habrá quedado son los papeles que hay en esa carpeta.
-Eso espero. Si llegasen a caer en otras manos sería mi ruina. Valen su peso en oro.
-Ahora está usted a salvo -el sicario se introdujo en su coche, cerró las puertas y arrancó el motor abandonando lentamente la explanada. Antes de dejarla atrás bajó la ventanilla gritándole al empresario-. Si tiene algún otro trabajo no dude en llamarme.
«Aunque me parece que será al revés», pensó enfilando la carretera hacia la autopista. «Por suerte me acordé de hacer fotocopias».


Comentarios

4 comentarios

Ilion

Cómo está mundo… ya no se puede confiar ni en un respetable sicario… jajajaj

Un beso!!!

Iván

Y en los sicarios menos, Ilión. Cualquiera les confía algo… Sobre todo desde que inventaron las fotocopias (y los silenciadores).
Un beso!

neruda

Hacía unos días que no entraba en tu blog y me he llevado una grata sorpresa al ver esta imagen tan diferente del blog, no sé, como más profesional…
La verdad es que vivimos envueltos en una corrupción continua y lo peor es que ya vemos cosas parecidas a las de tu relato como «normales», y situaciones similares estoy segura que se dan cada día.

Iván

Y mira que no consigo encontrarlo como yo quiero… Tengo 10 plantillas traducidas y sin usar. ¿Por qué tendré que preparar las cosas y luego no concluirlas?
Me da a mí que, por desgracia, este tipo de situaciones son demasiado «normales». Afortunadamente la mayor parte de la gente escapa a esa normalidad. O eso es lo que prefiero pensar…


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