La mariquita: psicólogo de animales.
-El siguiente -el psicólogo esperó unos segundos sin que la puerta de su consulta se moviera para dejar paso a un paciente. Tras ese tiempo volvió a llamar, esta vez un poco más alto-. ¡El siguiente!
Estaba a punto de comentar con su secretaria la lista de pacientes cuando una vocecilla proveniente del suelo llamó su atención.
-Estoy aquí -dijo una diminuta mariquita de color naranja claro. Sus puntos negros destacaban sobre el fondo de los élitros-. He pasado por debajo de la rendija de la puerta.
-Perdone -se disculpó el psicólogo levantándose de su silla. Se aproximó hasta la mariquita y, cogiéndola con delicadeza, la depositó sobre la mesa de la consulta. Extrajo un minúsculo diván de uno de los cajones e indicó a su paciente que se tumbara sobre él-. No suelo tratar a insectos.
-¿Los insectos no tenemos problemas psicológicos? -preguntó con curiosidad la mariquita mientras se acomodaba-.
-No suelen durar lo suficiente como para tenerlos. Soléis moriros antes -recogió su libreta y bolígrafo de la mesa, junto con una lupa que reposaba bajo los papeles, y acercó la cabeza a la mariquita tratando de observarla con detenimiento-. ¿Y bien? Usted dirá.
-Verá, doctor. El caso es que no creo que yo tenga ningún problema.
-¿Entonces para qué ha venido?
-Es que -la mariquita dudó-. Mis amigos dicen últimamente que tengo un comportamiento extraño.
-¿Comportamiento extraño?
-Sí, eso dicen. Creen que me acerco demasiado a ellos. Dicen que me atraen.
-¿Le atraen los individuos de su propio sexo? Tampoco es un problema. Sencillamente es usted homosexual.
-Oiga. Que yo soy muy macho.
-Quizá ahí radique su problema. Si se empeña en negar sus comportamientos le será imposible aceptarse tal como es.
-Yo soy una mariquita. Muy macho. Aunque he de reconocer que me atrae alguno de mis amigos. Tiene unas alitas tan bonitas, unos andares de modelo de invernadero, unas manchas perfectamente redondas y brillantes…
-¿Se ha descubierto pensando en ese amigo mientras se lo imaginaba a su lado?
-Sí, claro.
-¿Con comportamientos diferentes al de la propia amistad?
-…
-¿Ha pensado alguna vez en tocar y retozar con algún otro macho mariquita?
-Pues -a la mariquita se le atragantaban las palabras al tiempo que cambiaba la tonalidad de su cuerpo a un rojo claro-… Sí. He de reconocer que alguna vez he pensado en eso.
-No tiene que avergonzarse por ello. La homosexualidad es un comportamiento de lo más corriente.
-¿Usted sabe como es de cerrado el mundo de las mariquitas? Si se corriera la voz de que yo podría ser homosexual…
-Sé que le resulta duro pero si quiere crear su propia identidad tendrá que armarse de valor y salir del armario.
-¿Salir del armario? No soy ninguna polilla.
-Es una simple expresión -dijo el psicólogo anotando unas últimas palabras en su libreta. Dejó la lupa sobre la mesa y se recostó en su silla-. Me refiero a que usted tiene que aceptarse tal y como es.
-Trataré de seguir sus consejos -la mariquita se levantó con alivio del diván e hizo amago de marcharse-. Pero no sé si podré conseguirlo. ¿Qué pensará mi madre?
-Tranquilo. Tiene otro millón de hijos de los que preocuparse.
Comentarios
11 comentarios
Buena idea la de la mariquita macho.
Saludos,
DF
¡Ay! Qué bonita historia. Me encantan las/los mariquitos, son preciosos. Y dan buena suerte.
pd: gracias por el regalo, pronto lo colgaré.
Gracias gemelo malvado. Menudo nick que gastas. 😀
No sé si darán buena suerte pero a mí también me gustan. Cuando veo una siempre suelo cogerla y esperar a que vuele.
A mí me encantan estos bichillos porque cuando empezaban a aparecer iban asociados a la llegada del buen tiempo.
Nunca me había parado a pensar en su identidad sexual,jeje.
Me ha gustado el cuento, tú siempre tan ingenioso y sacándole punta hasta al sexo de las mariquitas…jajaja. Un beso.
Pues será por eso que no veo este año muchas mariquitas por Barcelona, Lucía. Aquí no viene el buen tiempo ni a tiros…
Gracias, Neruda. Algún día tengo que contar cuales son las ideas de las que parten los cuentos. Con decir que en principio la protagonista iba a ser una perra a la que sus amigas la consideraban una zorrilla… Pero ella era muy perra.
Algún día tendré que volver al psicólogo. Parece que no me ayudó demasiado… 😀
Pues tengo que decir que tus cuentos son geniales. 🙂
Y la idea de la perra la tienes que desarrollar… jajajja Espero reirme mucho. Un beso
Gracias, Ilion!
Prometo desarrollar a la perra (¿soy yo o suena demasiado mal?). Si no te hago reír te doy permiso para azotarme. Solo con palabras, ojo.
😀
Estan intersante!! Seguro que no has pensado en hacer un libro con todo el material que tienes en la web!! El psicologo de animales… me gustaria saber a cuantas entregas llegará…!! Un saludo
La última entrada de Pubs Madrid cuando publicaba el comentario: Fiesta Match.com
Lo he pensado más de una vez, la verdad, pero no creo que fuese muy factible. Dudo de la calidad y, en todo caso, hay que buscar editor. Y eso sí que es complicado…
Ya bueno es un coñazo, hombre no esta del todo mal la idea, escribes guay, quien sabe cuando lleves para 100 capitulos jeje!! cuantos libros hay peores no! Bueno sigue asi! Que pocos se lo curran como tu!
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