Presiona ENTER para ver los resultados o ESC para cancelar.

Diálogo entre dos calzoncillos – Relato.

Dos viejos amigos tomaban café un viernes por la tarde mientras charlaban de lo ocurrido en sus vidas ignorando que no eran sólo ellos los que conversaban.
-¿Qué tal te va? -preguntó uno de los calzoncillos de los amigos alzando la voz sobre el barullo del bar-.
-Podía irme mejor -respondió el otro en tono apagado-. Aunque procuro no quejarme, por que si no…
-Algo te pasa. Cuéntamelo.
-Estoy cansado de mi dueño, apenas me saca a pasear. Lo más emocionante que me ha pasado ha sido extraviarme en el tambor de la lavadora.
-Al menos a ti te lavan. Yo hace semanas que lo único húmedo que pruebo es el sudor de la espalda de mi dueño.
-Buf -suspiró el segundo calzoncillo imaginándose el panorama-. Con el calor que hace debes de estar empapado.
-Más que una torrija -los dos rieron el chiste-. ¿Ves como no eres tú el único que lo pasa mal?
-Es que -el segundo calzoncillo hizo una pausa para rebuscar entre sus deseos-… Quiero salir de este pantalón que me asfixia, observar el camino por donde paso. Con la moda de los pantalones caídos parece increíble que este se los suba hasta la cintura.
-¿No los lleva caídos? -repitió incrédulo el primer calzoncillo-. No me extraña que estés loco por ver mundo..
-Es cierto, ya no sé que hacer para sacar la goma.
-¿Has probado a estirarte al máximo aprovechando la elasticidad de tu tela?
-No me atrevo. Imagina que me saltan las costuras… Ya tengo un agujero y si tuviera otro seguro que me lanza al cubo de la basura.
-«Mejor morir en la basura que vivir sin ver el mundo» -sentenció el primer calzoncillo-.
-Está bien. Lo intentaré.
El silencio se apoderó de ambas prendas masculinas como preludio a la liberación. El primer calzoncillo cogió fuerzas, las acumuló en cada fibra de tela disponible y, con un profundo impulso, se irguió sobre sí mismo sobresaliendo unos centímetros de los pantalones. La luz le bañó con su libertad.
-¡Estoy fuera! -gritó exultante-. ¡Lo he conseguido!
-¡Bien!
Pero poco le duró la alegría. Conforme su dueño se sintió incómodo por el atrevimiento de la prenda estiró de esta en dirección contraria a la que se había escapado devolviéndola al interior de sus pantalones. La oscuridad le recibió de vuelta con un abrazo pegajoso.
-Mierda -dijo el segundo calzoncillo cuando consiguió articular las palabras-.Ahora estoy peor.
-¿Qué te ha pasado? -preguntó preocupado el primero tratando en vano de observar a su compañero-.
-Mi dueño me ha metido otra vez para dentro. Y adivina donde me he quedado atrapado.
-¡Mierda!
-Pues eso…


Comentarios

2 comentarios

Arami

😀

Que caray!

La última entrada de Arami cuando publicaba el comentario: Cierto… tenés razón… si

Gaston

Proximamente la seccion para poder decir lo que te ha gustado !!!


Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.