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Adivino sin tino – Relato.

-Jaime, tenemos una llamada.
La voz del productor sonó a través de los auriculares del adivino interrumpiendo su perorata acerca del inmejorable momento que vivían los Piscis cambiando su tono cansino, harto de llenar el espacio del programa de radio sin ningún incauto al que desplumar telefónicamente, por uno más amable y propenso al diálogo.
-Hola. ¿Cómo se llama?
-Manuela.
«Qué casualidad», pensó el adivino. «Como mi mujer».
-¿Y de qué signo es usted?
-Capricornio.
«Si no fuera por que no es su voz pensaría que está llamando ella. Pero bueno. Es lo que tienen las casualidades». Cogió la baraja del tarot y le hizo un corte depositando ambas partes sobre la mesa del estudio de radio, completamente paralelas.
-¿Izquierda o derecha?
-Derecha -respondió la mujer convencida-.Querría saber si tengo futuro con mi marido.
-Veo -describió el adivino tras echar las cartas-… Veo que su marido está pasando por una situación delicada emocionalmente.
-Está con otra, seguro.
-Según me dicen las cartas -añadió una tercera fila de cuatro naipes bajo las dos ya existentes-… Él tiene el corazón dividido entre dos personas, sí. Yo diría -hizo una pausa para provocar suspense-… Yo diría que está pensando seriamente en abandonarla para irse con la otra. Quizá usted debería ir valorar la opción de pedir el divorcio.
-¿El divorcio? -repitió Manuela añadiendo ironía-. Lo que se merece ese cabrón es una paliza.
La dureza de las palabras se impuso a la supuesta cordura del programa creando en él un silencio tan tenso como incómodo, impropio de una emisora de radio.
-Di algo -le increpó el productor a través de los auriculares-. Jaime, continúa.
-Manuela -balbuceó-… ¿No cree usted que eso es excesivo?
-¿Excesivo? No me haga reír. Ese malnacido se merece una paliza y mucho más. Sino pregúntele a las cartas.
-¿Si se merece una paliza?
-Si se acostaba con más mujeres cuando no estaba conmigo.
-Las cartas dicen -añadió una cuarta fila a las ya existentes-… Que su marido tenía una vida paralela a la matrimonial. No está muy claro que sean mujeres y que se acostara con ellas, pero sí escondía algo que a usted no le gustaría conocer.
-Claro que me escondía algo. ¡Cuernos! Pero lo que él no sabe es que también yo he tenido mi vida.
-Perdone, esto es un programa de radio y no creo que a nuestros oyentes les interese conocer sus intimidades. ¿No cree que sería mejor hablarlo con su marido en persona?
-Está trabajando y me parecía mejor decírselo por teléfono.
-¿Por teléfono? -repitió el adivino palideciendo-. ¿Manuela?
-Así me llamo. ¿O me habías confundido con una de tus amantes?
-Jaime -interrumpió el productor-. Voy a cortar.
-Yo no tengo amantes -afirmó el adivino alzando la mano en dirección a la mampara del estudio, tras la cual se situaba expectante el productor-.
-Entonces eres un farsante.
Tras esta afirmación categórica se produjo un nuevo silencio, todavía más incómodo que el anterior, tras el cual la mujer, despechada, continuó volcando sus rencores.
-No eres hombre ni para admitir tu mentira. Ni para hacerme feliz. Ni siquiera para pedir perdón.
-Pero -la necesidad de responder se atascó ante la imposibilidad de articular palabra-… Yo… Te quiero.
-Pues yo no. Hemos terminado. Y si no pregúntaselo a tus cartas.
Echó una nueva fila sobre la mesa luchando contra el temblor de sus manos y los naipes, traviesos, se alinearon en contra suya para mostrarle una verdad inapelable, tan clara como nunca había leído en una de las tiradas. El destino estaba escrito, aquella era la prueba.
-La casa es mía.
-Cuando acabe contigo lo único que vas a tener van a ser tus cartas.
 


Comentarios

2 comentarios

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neruda

En primer lugar decirte que estoy encantada de que tu blog vuelva a ser aquel que recordaba…uno de los más activos que conozco..y eso siempre lo he admirado muchísimo…
Bueno…infidelidades..un tema peliagudo sin duda…no sabemos cómo reaccionariamos cada uno de nosotros ante una circunstancia así…lo cierto es que cuando una de las dos partes se inclina en buscar fuera lo que no tiene dentro…se marca una distancia prácticamente insalvable….lo perdonaría???…me lo he planteado muchas veces…y aun no sé la respuesta….podría ser yo la infiel??…propablemente no…pero para saberlo hay que estar en el lugar adecuado, en el momento oportuno…y por ahora…no se me ha planteado tal situación…
Me ha encantado (como siempre) como has narrado el relato…Un besito Iván..


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