ILP-77 se sentía incompleto. Bien, no era sólo un sentimiento, también una realidad. Pero poco a poco, a golpe de anuncio clasificado, fue adquiriendo las partes necesarias para recomponerse. Brazos, memoria, corazón… No, eso le faltaba, aunque no por mucho tiempo.
«Vendo ZX Spectrum 128K casi nueva».
Fue un flechazo, justo lo que buscaba. El estado de la Spectrum era perfecto, tal y como decía el anuncio, sus contornos negros brillaban según incidía sobre ellos la luz infrarroja, el compartimento de la cinta despertaba los más bajos deseos de ILP-77 y el corazón… ¿Sería capaz de extraer el corazón de semejante belleza sin sentirse culpable?
-Hazme tuya -le chirrió la Spectrum captando sus impulsos eléctricos-.
-Pero -replicó ILP-77-… Entonces… Morirás.
-Jamás lo haré si estoy dentro de ti.
Y así ocurrió. Aquel nuevo corazón palpitaba a medida que cargaba los datos trayendo con él un extraño sentimiento que ILP-77 desconocía: amor. El espejo se le hizo inseparable, la carcasa que le cubría el pecho se desgastó de tanto frotarla, cerraba los ojos sintiendo las palabras del corazón como suyas… Pero pronto, surgieron los problemas.
-Sólo piensas en ti.
-Mentira -negó ILP-77-. Cuando me miro no soy yo a quien veo.
-Eres tú, es tu imagen.
-Sólo te veo a ti…
-Empecemos de nuevo, lo necesito.
Y lo intentaron, sin suerte. El punto de partida queda demasiado lejos cuando se tiene prisa por avanzar hasta la última frontera y para ILP-77, cansado de batallar con su corazón, veinte intentos fueron suficientes.
“Vendo ZX Spectrum 128K reparada con cinta a medio rebobinar”.
Volvió a quedarse sin sentimientos, sin corazón, sin enamorada, retomando la ligereza que le provocaban todas esas ausencias. Sí, tenía que reconocerlo: siempre fue demasiado impaciente.
 
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