Acerca de
Que difícil es definirse a uno mismo cuando se es tan tímido como lo soy yo. Si tuviera que hacerlo con pocas palabras una de ellas sería la timidez. También la humildad, el tesón, y el buen humor. Pero no hago esta entrada para ser tan escueto así que voy a extenderme un poco más (espero que no demasiado).
Nací en julio de 1977 trayendo conmigo un saco de disgustos para mi madre y otro de sietes para mí (eterno comentario de cualquier persona que ve mi fecha de nacimiento). Y lo de los disgustos no lo digo en vano ya que siempre fui demasiado gamberro y mentiroso. Lo que, unido a mi desgraciada facultad de no callarme en los momentos más inoportunos, me acarreó una pila de castigos por multitud de actos que no cometí (que compensaban con los que realmente merecía). Mi infancia no fue demasiado tranquila (afortunadamente). Frecuentes cambios de domicilio, viajes, cambios de colegio, de amigos… Todo lo necesario para forjar una personalidad cambiante que no suele estar a gusto permaneciendo mucho tiempo en el mismo sitio.
Otro de los aspectos fundamentales de aquellos años de infancia (y que aún mantengo) era mi vagancia. Siempre me ha costado mantener la atención en algo que supusiera un esfuerzo. Mi lema era: “deja para mañana lo que hoy no te apetece hacer”, por lo que nunca fui demasiado brillante en los estudios. Especialmente en matemáticas, donde coseché más de un cero (gracias a mis pocas ganas de estudiar). Pero siempre había algo que sacaba sin demasiado esfuerzo: la literatura. Fue una de mis asignaturas preferidas y gracias a ella descubrí el placer de la escritura literaria. Nunca podré agradecer lo suficiente a aquel profesor que nos hizo redactar un soneto para el día siguiente comprobando extrañado como era capaz de hacerlo en pocos minutos. Ése fue mi inicio: un soneto. Es una estructura poética a la que tengo un especial cariño.
Acabando mis estudios cambié de ciudad, volviendo a mi Barcelona natal, donde más o menos he ido subsistiendo. Puede decirse que he conseguido casi todo lo que cualquier hombre desea: una casa con un jardín en ruinas, una flamante hipoteca de cuarenta años (y por que no había de más), una bella mujer (que me aguanta con paciencia), un niño precioso capaz de decírtelo todo sin necesidad de articular una palabra, un gato y un perro tan desquiciados como sus dueños… En fin. Una mezcla de explosividad hogareña que moldea con dulzura la monotonía diaria.
Y ahora vendría el apartado de por que escribo en el blog y lo que espero de él. Pero como eso ya lo tengo escrito aquí pongo el enlace. Si a alguien le apetece echar un vistazo solo tiene que seguirlo. ¿Para qué escribirlo dos veces? Es que soy tan vago…
Y si quieres saber más lee mi autorretrato.
Comentarios
Deja un comentario