Entre dos plantas.

Lucía apagó la pantalla del ordenador y, reclinándose sobre el respaldo de la silla, se estiró para desperezarse de la larga jornada laboral. Se restregó con fuerza los ojos y esperó tranquilamente a recuperarse de la visión borrosa. “Estoy hasta las narices”, pensaba mientras recogía la mesa de la oficina y preparaba su bolso para …

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