Impasible.

-Podrías decir alguna palabra –le dije mirándola a los ojos-. Siempre estás en silencio.Pero no me contestó. Su rostro mortecino permaneció impasible. Como el primer día en que la conocí. Y no me extrañó. Siempre era yo quién hablaba, el que desnudaba a ambos, quién se movía durante el acto sexual. Incluso la vestía tras …

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