Melancolía en los zapatos.
Los domingos son días para descansar. Y éste no iba a ser una excepción así que hoy escribo esta actualización sentado en el sofá y viendo la tele. 100 % típico dominical. La historia de hoy podría decir que está hecha para este blog. Tengo un montón de relatos escritos por lo que a menudo será alguno de éstos los que figuren en el blog. Pero tengo un montón de ideas nuevas. Estoy haciendo una esperiencia de promoción por reenvio de correos, que también colgaré en esta página. Y tengo pensado una sección para dedicatorias navideñas por SMS. No se si os habéis dado cuenta de que queda muy poco tiempo para esas bonitas fechas familiares por lo que habrá que ir preparando esos mensajes tan bonitos que a todos nos reenvian al móvil. Y sí. Habrá mensajes guarros (por que no decir que son los mejores). Esta navidad ahorraremos trabajo.
Y ahora vamos con la historia de hoy.
Y ahora vamos con la historia de hoy.
Continué mirando aquel gran zapato, de color rojo intenso a excepción de la puntera en color blanco, y pensé en los años que me había acompañado. “Tanto tiempo juntos y ahora nos separamos”, pensé. Cogí el zapato izquierdo y lo coloqué en su correspondiente pie. Me levanté y me contemplé en el espejo. La gruesa capa de maquillaje blanco y negro dibujaba un rostro alegre y esperpéntico con una sonrisa pintada que surcaba la cara de oreja a oreja. Pero estaba triste. Cogí la gran nariz de goma y la superpuse sobre la mía. Estaba listo para actuar. Las risas de los niños llegaron a mis oídos así que me encaminé hacia la puerta de mi camerino. “Es la última función del circo y tengo tanto miedo como en la primera”.
Hasta aquí.
Un saludo!
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