Mundo moderno: los restaurantes de comida rápida.
-Hola. Pues querría –das un último repaso al panel de los menús para asegurarte de lo que vas a pedir (como si no hubieras tenido tiempo de mirarlo mientras esperabas)-. Querría una hamburguesa doble con queso y bacón en un menú grande con patatas caseras y cola Light. De postre me pones un helado con doble de chocolate y cacahuete.
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¿Cómo es que todas las chicas del restaurante (incluidos los chicos con el pelo largo) tienen el cabellos grasiento? ¿Meten la cabeza en la freidora, junto con las patatas?
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¿Cómo es posible que apelotonen todos los productos para ahorrarse una bandeja y para un simple café te la den prácticamente vacía?
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¿Por qué empiezan a cobrar en todos los sitios los sobres de mayonesa cuando el ketchup te lo dan gratis y a puñados?
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¿Por qué se esmeran tanto engalanando los envoltorios de los menús infantiles cuando los productos para «adultos» los envuelven en un trozo de papel grasiento? Si no fuera por que me moriría de hambre anda que no iba a ir feliz con mi cajita de Winnie the Pooh.
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¿Por qué se han puesto de moda los menús naturales y sanos cuando todo el mundo sabe que en esos sitios no hay nada saludable? Qué alguien me explique que tiene de natural una manzana cortada en gajos, sin el corazón y envuelta en una bolsa de plástico. Jamás he visto un árbol que de fruta en bolsitas. Como mucho los melocotones de Calanda que vienen envueltos en papel.
Ya has conseguido la comida. Pagas y tratas de abrirte paso a través de la multitud con tu bandeja repleta, tratando de no tirar nada. Y aquí llega otro de los grandes retos: encontrar una mesa vacía (algo más difícil que conseguir un cinturón en una reunión de raperos). Todas están llenas menos una: aquella en la que hay acumulados todos los restos de los que antes comieron en ella y no se preocuparon de recoger (donde también han ido llegando los despojos de las otras mesas). ¿Tanto cuesta llevar la bandeja con las sobras hasta el contenedor de la basura? ¿No pesa mucho menos cuando has terminado que al principio? Así que tienes que elegir: o comer rodeado de desperdicios (como si te hubiera invitado un okupa a comer a su casa) o recogerlo tú mismo. Pero tu orgullo puede más y decides apartarlo todo hacia un rincón e ir comiendo mientras vigilas el resto del comedor por si da la casualidad de que queda otro sitio vacío. Depositas la bandeja sobre la mesa, te sientas y empiezas el ritual. Apartas la bebida hacia un lado y echas las patatas sobre la bandeja con algo de ketchup, calculando los sobres que quedan para no tener que levantarte a por más. Pones la pajita dentro del vaso de la bebida (después de haber hecho la típica broma de la cerbatana con el papel que la envuelve) y justo cuando lo dejas todo a tu gusto te das cuenta de que solo han puesto una servilleta por comensal. ¿Tanto cuestan como para ir racaneando de esa manera? Si comiendo no te mancharas demasiado. Pero eso es imposible. Vas a acabar más pringado que Monica Lewinsky tras una jornada de trabajo en la Casa Blanca. Decides levantarte a por más y aquí pueden suceder dos cosas: que tengas que pedirlas en el mostrador (toca volver a meterse entre la gente aguantando sus miradas asesinas y alguna que otra bronca) o que hayan dispensadores al alcance de los clientes. ¿Por qué la gente se lleva los tacos de servilletas como si quisieran aprovecharlos de papel higiénico para su casa? ¿Se las comen cuando se quedan sin hambre? Yo creo que con tres o cuatro ya debería valer. Pero, por si acaso, tú también regresas con un buen montón a tu mesa. Y entonces te das cuenta de que falta la sal para la ensalada. O la cuchara para el helado. Y después te apetece un café. ¿Por qué se queja tanto la ministra de sanidad si en este tipo de restaurantes quemas las calorías levantándote continuamente de la silla?
Cuando al fin parece que lo tienes todo, y empiezas a comer, entiendes el por que del calificativo de «comida rápida». Eres capaz de hacer una comida completa en menos de veinte minutos, y sin pestañear. ¿Alguien se imagina comiendo tan deprisa en un restaurante de carta? Yo una vez vi a un hombre (esto es cierto) que se metió para el cuerpo un menú XXL, con sus patatas y bebida gigantes, en menos de cinco minutos (sin exageración). Era lo más parecido a ver a un pato en una granja dedicada a la producción de foie. ¿No es mejor tomarse las cosas con algo más de tranquilidad? Y es aquí donde vuelvo al principio: el exceso de prisas de la vida moderna en la que estamos metidos. Pero tampoco pasa nada por tardar un cuarto de hora más.
¿Y la cantidad de basura que se genera? Cuando acabas tienes un lío de envoltorios y papeles mayor del que había al principio. ¿Es necesario envolverlo todo como si fueras a llevártelo de viaje? Luego es normal ver los contenedores rebosantes de papeles (yo no entiendo como es que los que recogen cartón por la calle no se han dado cuenta del negocio). Aunque eso no es excusa para dejarlo todo tirado por la mesa. Ni la pereza ni el cansancio que pueda ocasionar el llevar la bandeja. Con las calorías que te has cepillado podrías hacer varias veces el recorrido hasta el vertedero más cercano.
Una vez hecho un repaso de lo que puede ser una jornada gastronómica en un restaurante de comida rápida voy a dar unos cuantos consejos para sacar algo más de provecho de la experiencia. Muchos son de sobra conocidos. Otros simples estupideces (incluso puede que ambos). Pero siempre va bien tenerlos en cuenta.
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Pide la bebida sin hielo. Entra más cantidad y no coges una indigestión por el frío de la bebida. Ya sale bastante fría, y mala, de la máquina (imagina si le añades el agua de los cubitos).
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Si hay mucha cola haced el pedido quitando o añadiendo algún ingrediente. Así os aseguráis de tenerlo recién hecho (y la simpatía de los cocineros)
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No pidáis el helado al principio por que acabará deshecho (parece obvio pero se dan casos). Si entra en el menú que lo apunten en el ticket para pedirlo después.
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Guarda todos los sobres de ketchup que no te comas. Te pueden sacar de algún apuro en casa (hay que meter algo dentro del pan cuando no llegas a fin de mes).
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Si hay mucha gente esperando para pedir y vais con el coche, ahórraros la espera pasando por la caja del exterior del restaurante (después habría que aplicar el consejo número 2).
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Si te gusta ponerle mucho ketchup a la hamburguesa úntalo por la parte de debajo de ésta y no por la de arriba, que tiene el queso deshecho pegado al pan. De esta manera se absorbe mejor y te mancharás menos (si Bill Clinton hubiera sabido esto).
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Si coméis en restaurante de buffet libre (de aquellos en los que te puedes servir una innumerable variedad de ensaladas) no te ciegues llenando el plato con los primeros alimentos del recorrido. Si eres de aquellos a los que les cuesta tirar la comida piensa que lo mejor siempre está al final. Muchas veces tras la caja.
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Y siguiendo con los de buffet libre recuerda que el café también es gratis. No te líes a tomar tazas si eres de los adictos a la cafeína (como yo) si no quieres salir del restaurante más nervioso que cuando Michael J. Fox intenta enhebrar una aguja.
Bueno. Yo creo que ya está bien por hoy. Se me quedan muchas cosas que comentar. La verdad es que este es un mundo que da para muchos monólogos. Pero éste ya está quedando demasiado largo. Pero no quiero dejarlo sin exponer una de mis últimas dudas. ¿Cómo es que la gente mayor prefiere ir a los restaurantes de bocadillos cuando en las hamburgueserías la comida es más blandita? Supongo que debe ser por la tradición. Y aquí va una idea para el Mc Donald´s. Para atraer a los clientes más entrados en años podrían regalar tazas para dejar reposar las dentaduras postizas. Y así le darían salida a toda esa cantidad de vasos absurdos que sacan.
Bueno. Hasta aquí. Otro día hablaré de los restaurantes chinos. Los únicos lugares a los que un okupa no entraría con su perro.
Ala. En todo lo alto.
Un saludo!
Comentarios
2 comentarios
Me he echado unas risas…
La verdad es que el relato es muy acertado y clava muchas de las situaciones típicas…
Yo tampoco entiendo que te envuelvan la hamburguesa con un papel que es 10 veces más grande que la hamburguesa… que sean tan ratas con las servilletas de papel… que la mayonesa haya que pedirla aparte y del ketchup te den un puñado…
Lo del hielo sí lo entiendo… a más hielo, menos coca-cola… como estos restaurantes son franquicias, todo lo tienen que comprar a la Matriz (McDonalds), al precio que ellos le marquen, así que buscan ahorrar lo más posible para aumentar beneficios…
Yo estoy por montarme un restaurante de comida rápida, pero a la española… con su gazpacho, su paella, albóndigas, etc… por lo menos sería más sano.
Hola! Tu monólogo de hoy ha sido buenísimo…. Sabes lo mejor de todo? A pesar de que lo que dices es pura verdad, seguimos comiendo en esos sitios. Por lo menos yo, que tengo algo más de hora y media para comer y muchas veces no me apetece ir hasta casa…
Te felicito por tu pedazo de reflexión.
PD. No te importe hacerlos tan largos, a mi me encanta leer… jajaja!!!
PD2. El tema del restaurante chino puede llegar a ser bastante… ¿asqueroso? jeje!
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