Diez situaciones placenteras.
Me parece que el título es mucho más sugerente que el contenido de la entrada. Así que puede que os decepcione.
El otro día me ocurrió algo que no me gustó. La típica situación donde cualquiera sentimos rechazo. Y pensé: ¿por qué no hacer una clasificación de esos momentos? Pero, para estar completos, había que detallar los agradables. Quitando los más obvios son aquellas situaciones que te hacen sentir escalofríos. Un estremecimiento te recorre la espalda como un latigazo de placer acabando en un estallido de buenas sensaciones. Y aquí están las que creo que son las mejores. Imaginároslas.
El otro día me ocurrió algo que no me gustó. La típica situación donde cualquiera sentimos rechazo. Y pensé: ¿por qué no hacer una clasificación de esos momentos? Pero, para estar completos, había que detallar los agradables. Quitando los más obvios son aquellas situaciones que te hacen sentir escalofríos. Un estremecimiento te recorre la espalda como un latigazo de placer acabando en un estallido de buenas sensaciones. Y aquí están las que creo que son las mejores. Imaginároslas.
- Ponerse ropa seca tras llegar a casa helado y empapado de lluvia.
- Deleitarte con la comida de tu madre tras meses sin haberla probado.
- Quitarse una piedra del zapato después de una larga caminata. O incluso los propios zapatos.
- Recuperar el gusto mientras estás comiendo después de haber estado resfriado. El colmo es que te pase mientras degustas un pastel de chocolate (me pasó la semana pasada).
- Lograr hacer tus necesidades tras mucho tiempo aguantando en busca de un lavabo.
- Tomar un baño de agua caliente cuando el resto de la casa está helada.
- Tomarse una Coca-Cola bien fría en una calurosa tarde de verano.
- Tirarse en el sofá tras una dura jornada de trabajo.
- Relajarse después de una situación de tensión. Como una montaña rusa, la nota de un examen o un robo del supermercado (que se lo pregunten a Wynona Ryder).
- Que alguien te rasque la espalda ante la imposibilidad de llegar por ti mismo.
¿A alguien se le ocurre alguna más?
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Yo tengo una situación placentera con dos vertientes:
– Meterme en Internet mientras estoy trabajando y leer o comentar los nuevos post que han escrito los blogs amigos y los comentarios que ellos dejan, pensar en nuevos post para el blog. En plan deprisilla y que no te vean… produce adrenalina
– Meterme en mi habitación, poner música, leer el correo, meterme en Internet y leer o comentar los nuevos post que han escrito los blogs amigos y los comentarios que ellos dejan, pensar en nuevos post para el blog. En plan tranquilo y que nadie me moleste… produce relajación.
😉
Situaciones placenteras… tengo muchas, por suerte se me hace feliz con muy poco…
– Ver a alguien que hace mucho tiempo (años) que no ves y ver que se alegra tanto como tu.
– Después de un día agotador que alguien se ofrezca a darte un masaje
– Gestos y pequeños detalles inesperados
A veces me gusta pararme y ver esas cosas a mi alrededor.
Un saludo!! muaks
Igual voy a sonar de un burro impresionante, pero tengo que contarlo :P.
Te dicen que beber minimo dos litros de agua es bueno para la salud, verdad?
Lo que no te dicen es que beber tanta agua produce unas irrefrenables ganas de ir al baño.
Por las noches, justo despues de cenar, bajo al paseo maritimo a unos 15 minutos de casa y me doy un paseo.
No hay nada mas placentero que mear en la orilla del mar bajo la luz de la luna, os lo puedo asegurar =).
Bueno, por antigua la mía no deja de ser honesta:
– Que pase la tormenta.
– Ver Tierra.
Sobre todo si eres marinera y no sabes nadar.
Carmen, me apunto a ambas variantes. Aunque me parece que es un placer obsesivo. Derivado de una adicción: internet. Y me confieso adicto. La verdad es que esos instantes de incertidumbre mientras carga el blog y luego ves el movimineto de tu página… O la respuesta a un comentario que hiciste. La verdad es que son impagables. Tanto la vertiente adrenalítica como la relajante.
Adarka, comparto contigo el placer de reencontrarte con un amigo. Y lo bien que sienta un café envuelto de conversación. Y que decir del masaje. Leyéndolo me ha entrado un escalofrío. Lo bien que me iría a mí uno… De esos pausados. Mmmm… Si lo piensas el mundo está lleno de pequeños placeres.
Sergio, la verdad es que me ha sorprendido tanta sinceridad. Imaginarme el mar de noche me ha despertado la melancolía. Hace tanto que no doy un largo paseo por la orilla… He de reconocer que también he hecho alguna vez lo que dices (no solo el agua produce ganas de mear ;D) y la verdad es que es placentero. No solo por el hecho en sí. Sino por la libertad y el morbo que produce. Estoy contigo.
Eugenia, no me resultan tan desagradables las tormentas. Aunque sí coincido contigo en lo de ver la tierra. Y tampoco sé nadar. Y es una sensación de alivio tan grande hacer pie cuando pensabas que ya habías perdido tierra… Uf. Que miedo. Pocas sensaciones son tan placenteras como volver a sentirse vivo.
Saludos!
Añado una situación placentera: La lectura de un libro que te atrape, donde tu no eres tu, eres el personaje, según vas leyendo todo desaparece a tu alrededor…¡es mágico¡
Me sumo a tu propuesta, mreina. Además. Hoy me he dejado cautivar por un libro que hace tiempo que le tengo ganas: La sombra del viento. Como bien dices el mundo desparecía trasladándome a la Barcelona de los años 50. Sublime.
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