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La palanca roja.

-¿Para que sirve esa palanca roja, Mamá?
Ella le dijo lo primero que le vino a la cabeza.
-Es capaz de conceder deseos. Pero solo pueden tocarla los revisores.
El niño dejó volar la imaginación soñando que podía estirar de la palanca. Pensó en convertirse en astronauta y pilotar una nave espacial con rumbo hacia la luna. O transformar el tren en un gran dinosaurio. Pero sus pensamientos derivaron hacia su padre. Deseó recuperar su compañía y que éste pudiera volver a la familia. Soñó por un instante que las peleas de sus progenitores nunca más les separaban y su relación volvía a ser tan amorosa como él recordaba de pequeño. De repente el tren se detuvo en una estación interrumpiendo sus pensamientos y, al abrirse la puerta, se personificó el último de sus deseos. La sorpresa fue mayúscula. Y no solo para el niño. Tras sobreponerse salió corriendo mientras gritaba:
-¡CORRED! ¡QUE VIENE EL DINOSAURIO!

Comentarios

5 comentarios

Doña Paranoica

No sé si decir que es bonito encontrarse con un sueño hecho realidad o qué miedo ver de frente a un dinosaurio!!!!!

Definitivamente, quiero volver a ser niña otra vez.

Un besazo enorme

Carmen (LaCondiciónHumana)

Ya lo dice el dicho: Ten cuidado con lo deseas, que lo mismo te se cumple… jeje, un aplauso para los adultos que no dicen a los niños exactamente la respuesta correcta.

Un beso Iván 🙂

Iván

Ambas cosas, doña. No creo que el encuentro con un dinosaurio fuera como en las películas. O sí. Yo le tendría miedo al T-rex. Ah! Te acompaño a ser de nuevo un niño.
Muy acertado el dicho, Carmen. Si se cumplieran todos los deseos… La realidad sería utópica. Y falsa.

Pau

Querer tener a sus padres juntos y sin peleas era un deseo tan grande como el dinosaurio, el vino primero.. quizás ellos se reconcilien después.
Me encantan tus relatos cortitos…
besos 😉 miauuu!

Iván

Grande y difícil, Pau. Hay ciertas cosas que de pequeño no entiendes. Y lo que menos son esas peleas. Siempre piensas que su relación es indestructible. Pero es tan frágil… Nuestra experiencia posterior lo confirma.


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