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Un encargo extraño.

-Tranquilo. Ahora mismo te lo llevo.
Colgué el teléfono y rebusqué en el trastero hasta encontrar un viejo ventilador. “Algún aparato con el cable largo”, pensé recordando la conversación. No me había resultado extraño. “Tan solo es un grano más en su montaña de excentricidades. La separación de su mujer ha agravado su comportamiento. Ya no es el mismo que era antes”. Se lo había llevado todo dejándole un piso vacío de objetos y lleno de recuerdos. Se llevó los niños, la televisión, las joyas, el perro… “Incluso el secador de pelo que guardaba en el baño”, me había dicho por teléfono. Enrollé el cable del ventilador, me puse la chaqueta y fui hasta su piso. Me abrió envuelto en un albornoz junto a una pena que se había convertido en perenne. Un frío saludo y poco segundos después me guiaba hasta el baño. “Hoy parece mucho más extraño”. Pero ese efecto no solo lo causaba su aspecto sino también su comportamiento. Arrastraba los pies con desgana y había llenado la bañera hasta arriba de agua templada
-Creo que es lo suficientemente largo –dijo comprobando el cable-.
“¿Y para que querrá un ventilador en el baño si estamos en invierno?”.

Comentarios

4 comentarios

ISOBEL

jo, que mal rollo eso del cable,y que mala leche implicar a un amigo, no seria mejor quedar con el y marcharse de cañas o de clinex.
Mira que escribes bien joio

Iván

Lo del mal rollo es intencionado. Aunque quizá me pasé a la hora de intentar reflejarlo. No estoy muy convencido de esta historia la verdad.
Y muchas gracias por el cumplido…
😉

alejandra

Pues a mi me ha gustado, en serio está chula. No me esperaba para nada el final.
un saludo!

Ilión

Pues yo había pensado que lo mismo quería el ventilador para secarse el pelo…


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