Psicólogo de animales: el búho.
-¡El siguiente!
La puerta de la consulta se abrió dejando pasar a un búho que avanzó lentamente hasta el diván, situado en el centro de la estancia. Su rostro mostraba claros síntomas de cansancio y el sonoro suspiro que lanzó al tumbarse corroboró esa primera apreciación. El psicólogo miraba a su paciente a través de las gafas y, sin mediar palabra, comenzó a apuntar en su libreta. El búho terminó de aposentarse y esperó a que el doctor comenzara la sesión.
-¿Qué es lo que le pasa? –preguntó éste secamente-.
-Pues… Es que hace un tiempo que no puedo dormir.
-¿Padece insomnio? –el búho asintió-. ¿Desde cuando lo sufre?
-Hará más o menos un mes. Al principio solo me costaba coger el sueño –el psicólogo se escudó tras su libreta mientras apuntaba cada uno de los detalles. El búho le observaba intrigado desde el diván-. Pero poco a poco se fue alargando hasta que me fue imposible dormir en todo el día.
-Ya veo. ¿Hay algo que le preocupa?
-Algo que me preocupa… Creo que no.
-¿Comenzó a hacer algo anormal hace un mes? ¿Algún comportamiento especial que llegara a alterarle?
-En principio no –el búho recapacitó durante unos instantes-. Bueno. Hace un mes abrí un blog, Elbúhobloguero.com.
-¿Un blog? ¿Un diario de internet?
-Sí. El cable llegó hasta mi nido y decidí apuntarme. Una cosa llevó a la otra y al final acabé creando un blog. Es el periodismo del futuro.
-A mí me parecen una basura –el búho abrió sus enormes ojos en un gesto de sorpresa mayúsculo. Le fue imposible no enfadarse ante aquella opinión pero decidió disimularlo-. Aunque tampoco soy nadie para darle mi opinión. Y supongo que le enganchó tanto internet que la ansiedad por estar conectado acabó bloqueándole el sueño.
-Supongo. No sabe lo que engancha. Llegaba de cazar ansioso por leer mis comentarios, crear un par de post, abrir el “reader” para ver los “feeds” a los que estaba suscrito…
-Usted está enfermo pero para eso estoy yo aquí –el psicólogo hizo una pausa mientras cubría la libreta de anotaciones-. ¿Tiene muchas visitas?
-Pues –el búho contó mentalmente-… De media unas cinco. Y tres son mías.
-¿Y por dos visitas pierde usted el sueño?
-Bueno. No solo el sueño. También tengo un hambre que me muero.
-¿Y eso?
-¿Usted sabe lo difícil que es cazar ratas mientras uno se muere de sueño? Es totalmente imposible. Cuando desciendo para cazarlas ya han desaparecido.
-¿Y no es capaz de encargar algo de comida durante el día? Si no duerme, y está conectado a internet, podría pedir algo a domicilio.
-El problema es que no me gustan las pizzas. ¿Por qué no existirá el “Telerata”?
-Puede ir a un chino.
-Soy alérgico al curry. Además. Me gustan crudas.
-Pues pocas soluciones se me ocurren –dijo el psicólogo dejando la libreta sobre sus rodillas al tiempo que miraba al búho levantando la vista por encima de sus gafas-. Tendrá que dejar el blog. Al menos regular un poco el tiempo que pasa con él. Si consigue controlar la ansiedad que le provoca quizá consiga recuperar el sueño. Puede marcharse –el búho se levantó, aliviado de terminar la consulta- Hágame caso y bórrese de internet. Ganará en salud. Y en amigos.
-No tengo amigos –dijo el búho abriendo la puerta-.
-Pues acaba de encontrar a uno. Lástima que tenga que cobrarle cada vez que nos veamos.
La puerta de la consulta se abrió dejando pasar a un búho que avanzó lentamente hasta el diván, situado en el centro de la estancia. Su rostro mostraba claros síntomas de cansancio y el sonoro suspiro que lanzó al tumbarse corroboró esa primera apreciación. El psicólogo miraba a su paciente a través de las gafas y, sin mediar palabra, comenzó a apuntar en su libreta. El búho terminó de aposentarse y esperó a que el doctor comenzara la sesión.
-¿Qué es lo que le pasa? –preguntó éste secamente-.
-Pues… Es que hace un tiempo que no puedo dormir.
-¿Padece insomnio? –el búho asintió-. ¿Desde cuando lo sufre?
-Hará más o menos un mes. Al principio solo me costaba coger el sueño –el psicólogo se escudó tras su libreta mientras apuntaba cada uno de los detalles. El búho le observaba intrigado desde el diván-. Pero poco a poco se fue alargando hasta que me fue imposible dormir en todo el día.
-Ya veo. ¿Hay algo que le preocupa?
-Algo que me preocupa… Creo que no.
-¿Comenzó a hacer algo anormal hace un mes? ¿Algún comportamiento especial que llegara a alterarle?
-En principio no –el búho recapacitó durante unos instantes-. Bueno. Hace un mes abrí un blog, Elbúhobloguero.com.
-¿Un blog? ¿Un diario de internet?
-Sí. El cable llegó hasta mi nido y decidí apuntarme. Una cosa llevó a la otra y al final acabé creando un blog. Es el periodismo del futuro.
-A mí me parecen una basura –el búho abrió sus enormes ojos en un gesto de sorpresa mayúsculo. Le fue imposible no enfadarse ante aquella opinión pero decidió disimularlo-. Aunque tampoco soy nadie para darle mi opinión. Y supongo que le enganchó tanto internet que la ansiedad por estar conectado acabó bloqueándole el sueño.
-Supongo. No sabe lo que engancha. Llegaba de cazar ansioso por leer mis comentarios, crear un par de post, abrir el “reader” para ver los “feeds” a los que estaba suscrito…
-Usted está enfermo pero para eso estoy yo aquí –el psicólogo hizo una pausa mientras cubría la libreta de anotaciones-. ¿Tiene muchas visitas?
-Pues –el búho contó mentalmente-… De media unas cinco. Y tres son mías.
-¿Y por dos visitas pierde usted el sueño?
-Bueno. No solo el sueño. También tengo un hambre que me muero.
-¿Y eso?
-¿Usted sabe lo difícil que es cazar ratas mientras uno se muere de sueño? Es totalmente imposible. Cuando desciendo para cazarlas ya han desaparecido.
-¿Y no es capaz de encargar algo de comida durante el día? Si no duerme, y está conectado a internet, podría pedir algo a domicilio.
-El problema es que no me gustan las pizzas. ¿Por qué no existirá el “Telerata”?
-Puede ir a un chino.
-Soy alérgico al curry. Además. Me gustan crudas.
-Pues pocas soluciones se me ocurren –dijo el psicólogo dejando la libreta sobre sus rodillas al tiempo que miraba al búho levantando la vista por encima de sus gafas-. Tendrá que dejar el blog. Al menos regular un poco el tiempo que pasa con él. Si consigue controlar la ansiedad que le provoca quizá consiga recuperar el sueño. Puede marcharse –el búho se levantó, aliviado de terminar la consulta- Hágame caso y bórrese de internet. Ganará en salud. Y en amigos.
-No tengo amigos –dijo el búho abriendo la puerta-.
-Pues acaba de encontrar a uno. Lástima que tenga que cobrarle cada vez que nos veamos.
6 comentarios
Comentarios
6 comentarios
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LOS PRIMEROS SON GRATIS
Hola, mi nombre es Ezequiel y te invito a formar parte de la comunidad de las “10000 Caras Sonrientes». Allí podrás hacer un link a tu blog y aumentar la cantidad de visitas. Nuestro objetivo es crear un medio de promocion de blogs y páginas personales porque pensamos que hay mucha gente que tiene algo que decirle al mundo entero.
LOS PRIMEROS SON GRATIS
Está muy bien. 🙂
Y el detalle del chino es buenísimo, jajaja
Un beso.
Hola Iván!! Oye siento no haber contestado a tus últimos comentarios… pero es que entre unas cosas y otras estoy liadísima. Pero muchas gracias por visitar mi blog.
La historia del búho es muy buena. Original sobre todo. Es que todos somos unos búhos! porque esperamos a la noche para escribir…
Lo del chino, muy gracioso, sí señor.
Ahora que no estoy de acuerdo con la terapia del psicólogo de dejar internet. Creo que el blog es una buena forma de comunicación. Eso sí, creo que no es el periodismo del futuro. Creo que seguirán conviviendo los diarios impresos con los digitales y los blogs. La satisfacción que da sentarte un domingo por la mañana, con el café en la mesa y tu periódico no lo da casi nada en este mundo (a mi parecer).
Nada más. Espero que sigas visitándome de vez en cuando porque es gratificante que a la gente le gusten tus escritos.
Un saludo y hasta el próximo post!
Pdta: las maletas las dejaré para septiembre. Se me hará eterna la espera… pero creo que va a ser la mejor época del año y cuando más lo voy a poder disfrutar sin preocupaciones de prácticas en empresa, exámenes de septiembre y demás rollos. A la vuelta, lo primero que haré, será contarlo todo todito en el blog.
Lo del chino tenía que ponerlo, Ilión. Aunque al final haya cambiado el carácter del psicólogo.
También yo soy un búho, Vero. Con los ojos bien abiertos muchas veces. Desde luego no creo que internet acaba eliminando a los periódicos convencionales. La tele tampoco acabó con la radio. Aunque la inmediatez de la web es su mejor baza. Septiembre en Nueva York… Algo me suena. Y no muy bien.
Un beso!
Así acabaremos todos, como este pobre búho …
Excelente cuento, hasta yo, un petulante cuervo, me sentí algo identificado con la historia de este sacrificado búho. Es bueno saber que formamos parte de una comunidad de desquiciados (presentes o potenciales). Saludos emocionales.
http://deliriosemocionales.blogspot.com/
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