Jornadas de tormenta monetaria
que azotan grandes bolsas y pequeñas
azuzando al banquero, que desdeña,
a quien pide en su sucursal bancaria.

«Con esta crisis no se hace fortuna»,
recibe como respuesta a sus ruegos.
Aunque nadie explica que por sus juegos
banca y avaricia parecen una.

Se reducen los gastos en comida,
ocio es sinónimo de ver la tele,
el mes es un callejón sin salida…

Al cinturón le faltan agujeros
y a quien gobierna mejores medidas
contra estos millonarios rateros.