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Palabras de madera – Infimocuentos.

Ya se sabe lo largas que son las conversaciones entre los árboles y esta, tras varios años paladeando las palabras, había transformado la alegría de los dos pinos en una cierta apatía que uno de ellos, cansado del ambiente en el que vivía, dejó de disimular. Sin darse cuenta formuló un deseo en voz alta que se diluyó en la humedad del bosque.
-Ojalá el paisaje cambiara…
-¿Por qué dices eso? ¿No estás a gusto con nuestras vistas de la montaña?
-Ya estoy cansado de ver siempre las mismas rocas, de sumergir mi copa en la húmeda neblina nocturna… Estoy cansado del bosque.
-¿Y dónde te gustaría extender las raíces?
-No sé… En un campo donde no tuviéramos que pelearnos con otros árboles por la luz del sol. Donde los animales vinieran a refugiarse del asfixiante calor bajo nuestra sombra…
Un ruido ensordecedor dejó al pino con las palabras en la boca. Por la ladera oeste de la montaña aparecieron camiones y excavadoras que avanzaron rápidamente hasta ocupar el trozo de bosque en el que ambos pinos enraizaban su futuro. Tras miles de paladas y toneladas de tierra los árboles reanudaron la conversación con tranquilidad, comentando lo mucho que había cambiado el paisaje.
-¿Ahora estás contento? Ya no hay montaña, ni rocas, ni neblina. Tal como tú querías.
-No era esto exactamente. No quiero estar entre casas adornando un jardín infestado de césped.
-¿Y entonces? Nunca estarás a gusto con nada.
-Me gustaría viajar, ver mundo alejado de las raíces que me atan a esta removida tierra. Quisiera huir del jardín que nos mantiene encerrados y atrapar la libertad entre las agujas de mis ramas…
De nuevo un ruido cortó de cuajo las palabras del pino, esta vez para siempre. La motosierra atronaba entre las manos del jardinero mientras un camión, con hueco para un par de troncos, aguardaba en silencio en mitad de la calle.


Comentarios

3 comentarios

Capitana

Y es que no estamos contentos con nada, cuando tenemos lo que pedimos, siempre queremos más o una cosa diferente, hay que tener cuidado con lo que pedimos o queremos, no sea que se haga realidad y no tenga unas buenas consecuencias y acabemos como este desagradecido pino, deberíamos ser felices con lo que nos ha tocado y verle el lado bueno.

neruda

Puff!! me he quedado un poco triste después de leer tu cuento…. quizá pensando en la acertada moraleja… Un beso.

Ilion

Ten cuidado con lo que deseas… 😉

La última entrada de Ilion cuando publicaba el comentario: Ella no lo sabe


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